jueves, 24 de mayo de 2012

Nacionalismo



El petróleo es indudablemente un recurso estratégico a nivel global. Todo en la actualidad gira en torno a él y es indudablemente un elemento de disputa entre las naciones desde tiempos relativamente remotos. En México no fue la excepción.  Pese al derecho heredado por la nación al independizarse, las grandes industrias capitalistas pudieron acaparar la riqueza del subsuelo por disposición del liberal gobierno porfirista. Todo por haber omitido incluir entre las normas fundamentales lo relativo a los bienes de la nación.

En efecto, México, desde que entró al concierto de las naciones independientes, omitió mencionar en sus diversos textos constitucionales lo relativo a la propiedad del subsuelo. Tácitamente se puede interpretar que a través de los diversos ordenamientos la nación conservó el dominio directo de los bienes del subsuelo dado que, con la independencia, se transmitieron al Estado mexicano todos los derechos que tenía la Corona Española en el territorio de la nación. 

Fue la política liberal de los distintos gobiernos independientes la que llevó a considerar al dueño del suelo como propietario también del subsuelo, de lo cual queda constancia en los distintos códigos mineros y leyes de finales del siglo XIX. Ahí germinó la disputa entre un derecho originario de la nación y un supuesto derecho adquirido por los particulares.

En 1938 Cárdenas decreta la expropiación de la industria petrolera. Su determinación tuvo por objetivo hacer valer el Estado de Derecho en su forma más completa y conveniente para la nación. Sin embargo, no actuó arbitrariamente. Tenía a su disposición la Constitución de 1917 y en especial lo dispuesto en el artículo 27. Estaba facultado para expropiar por causa de utilidad pública mediante indemnización a toda compañía, ya fuera nacional o extranjera. Fue a través de este medio que El gobierno cardenista pudo dar solución al conflicto que se tenía desde 1917 por la supuesta retroactividad de las normas constitucionales.

 De esta forma el gobierno mexicano, en pleno ejercicio de su soberanía, recuperó para sí y para beneficio de la sociedad uno de los bienes que desde siempre fue suyo.

Patriotismo


Es fascinante tener la posibilidad de adentrarse en la historia de México. Esta nos permite comprender que es lo que somos y que somos capaces de llegar a ser. Bien decían los antiguos que aquél que no conoce su historia está condenado a repetirla, y curiosamente lo que debería ser una excepción, se ha vuelto nuestra regla. El eterno retorno de los grandes males nacionales aparenta ser una situación por sí misma inevitable, por lo que es preciso dejar de lado todos aquellos prejuicios que no nos permiten ver más allá de nuestras propias creencias. Ha llegado la hora de hacer un cambio, y tal transformación es necesaria hacerla incluso desde el pasado. Es indispensable preguntarse por el origen de todos los problemas que han venido acumulándose en nuestro país desde hace más de 200 años.

Hay personas que están convencidas de que la problemática que aqueja a la nación es producto  de la intolerancia, la cual se traduce en imposición, en conflicto, en guerra. En el pasado mexicano no hay más que una sola ocasión en que se dio el consenso general en la búsqueda de un fin determinado: El movimiento independentista de 1821. De lo que sucedió después solo es rescatable el hecho de que quedó constancia de lo que sucede cuando no se busca dar solución a los problemas a la luz de las ideas, sino mediante el uso de las armas.

Fue por aquellos años que la historia estuvo en manos de un par de hombres que hicieron lo posible por llevar a cabo su ideario político y ver triunfar a la nación que ambos vieron nacer. Agustín de Iturbide y Antonio López de Sana Anna, sin embargo, fueron condenados a residir por siempre en el cementerio de los traidores, de los enemigos de la patria. Pero en aquel entonces era un solo grupo de individuos el que se hacía llamar "la patria". Los detractores de ambos escribieron la historia e hicieron de la suya la historia oficial de la nación mexicana, desterrando a perpetuidad al Libertador y al enigmático jalapeño del ateneo de los virtuosos héroes nacionales.

Es por eso que resulta conveniente desenmascarar esa historia manipulada y arrojar para siempre de nuestro pasado aquellos juicios parciales que favorecen la existencia de la versión maniquea que el gobierno no ha parado de difundir. Por lo anterior, es necesario sostener que los hombres son sólo hombres, y no adversarios de distinto bando. La historia no es una guerra del bien contra el mal; es simplemente la vida misma.

Iturbide y Santa Anna fueron simples hombres, nada más. Sin embargo, merecen un lugar más decoroso en la historia patria.

domingo, 20 de mayo de 2012

Expropiación

En defensa de la soberanía - haz clic aquí

Los bienes de las compañías petroleras fueron nacionalizados al negarse a acatar lo dispuesto por el Derecho Mexicano. Y en ejercicio de este mismo y de las facultades otorgadas al gobierno, por causa de utilidad pública fue restituido de manera indirecta el dominio pleno de la nación sobre los bienes del subsuelo. La expropiación implicó una gran victoria de las leyes mexicanas sobre los intereses extranjeros y la única forma de hacer valer la soberanía nacional en el territorio mexicano, sin excepción.

Múltiples caras

La revolución de Ayutla - haz clic aquí

El último gobierno de Santa Anna centralizó el poder y el gobierno era todo, menos el de una república. Las medidas gubernamentales fueron consideradas por ciertos grupos como represivas, y comenzaron las conspiraciones. En el pueblo de Ayutla se pronunciaron distintos jefes militares exigiendo la renuncia del Presidente y una nueva Constitución. El liberalismo de sus principios anunciaba el inicio de una nueva etapa en la historia nacional, y la desaparición de Santa Anna de la vida pública.

domingo, 13 de mayo de 2012

Entrada triunfal

1821 - haz clic aquí

 Las tres garanías se vieron materializadas cuando menos un sólo día de la historia de los mexicanos. Religión, unión e independencia fueron las bases sobre las cuales se habría de consolidar la nueva nación mexicana, que entraba por primera vez al concierto de las naciones independientes. No había rencores, ni resentimientos. Todo era júbilo, y a decir de Lucas Alamán, el único día de verdadera felicidad que han experimentado los mexicanos. Lamentablemente, algo falló. Juzgue usted.

1901


Las leyes tuvieron que ser modificadas para dar beneficios a los capitalistas extranjeros y así atraer las inversiones. Ejemplo de esto es el código de minas de 1884, que concedía la propiedad del subsuelo a quien tuviera la propiedad del suelo. el año de 1901 se promulgó la primera ley sobre el petróleo, que tenía la tendencia anglosajona del Código de minas, aunque no explícitamente. "El gobierno mexicano fluctuó entonces entre dos concepciones acerca de los derechos de la Nación: la que le dictaban las necesidades internas y las que parecía aconsejar su impostergable inserción al mercado internacional”.

jueves, 10 de mayo de 2012

Conferencia de ética (I)

Rodolfo Vázquez Orozco intervino primeramente con una recapitulación de aspectos de relevancia sobre la libertad ética y el creciente interés mostrado por la Iglesia católica en los asuntos gubernamentales, así como su evidente relación con éste. Este fenómeno se ha venido presentando en los últimos sexenios, y a grandes rasgos significa una regresión, dada la complicidad del gobierno con la jerarquía eclesiástica en un Estado que se supone laico. Se señaló la reforma al artículo 24 y la adición de la "libertad de convicciones éticas"; así también se mencionó el caso de la creciente y determinante opinión de los obispos en decisiones que conciernen únicamente al gobierno, como por ejemplo la controversia despertada por la píldora del día después. En mi opinión, todo asunto religioso ha de ser de carácter exclusivamente privado; las convicciones personales son algo que no debe producir conflictos entre los individuos, pues somos libres de pensar lo que queramos, de creer en lo que queramos; nuestra conciencia es inviolable.

domingo, 6 de mayo de 2012

Cárdenas en su tiempo

Discurso expropiatorio - haz clic aquí

La actitud asumida por las compañías petroleras, así como un profundo nacionalismo y el deseo de cumplir con su programa político, económico y social, fueron los motivos por los cuales Cárdenas decretó la expropiación de los bienes de las compañías petroleras el 18 de marzo de 1938. La oposición ante el Derecho Internacional fue, a decir de algunos autores, nula, dado que se trató, para fines jurídicos, de un asunto meramente interno, dada la cláusula Calvo, discutida desde el Constituyente de 1917.

Cesión

Santa Anna y Texas - haz clic aquí
Tras la declaración de independencia de Texas y la firma de los tratados de Velasco, no se hizo gran cosa para conservar la integridad del territorio nacional. La derrota en San Jacinto, derivada del descuido y la intervención estadounidense en un conflicto interno, significó la captura de Santa Anna.
La validez de tales "tratados" es discutida, aún más por las condiciones en que fue celebrado el acuerdo. Su acatamiento por omisión trajo consigo la pérdida de legitimidad del gobierno y fue el primer paso hacia la inevitable guerra con los Estados Unidos.

jueves, 3 de mayo de 2012

La cocina de la escritura – Daniel Cassany


El ser humano es – según la tesis aristotélica, y la propia experiencia – un animal  político, un ente social que busca establecer vínculos con el resto de los individuos de su comunidad.  Tales vínculos se sostienen a través de la comunicación y, por ende, de un lenguaje. En un principio las personas encontraron los medios para expresar sus pensamientos de forma simple, sin complejidades ni refinamientos; el lenguaje era la representación del mundo que ellos concebían, como parte de un grupo, siendo elementos de una totalidad que podían considerar un universo propio.

Con el paso del tiempo tal situación se fue transformando. El ser humano, como ser racional, fue requiriendo cada vez de más palabras para describir el mundo, y a través de los siglos sofisticó su habla a tal grado que encontrado el placer estético en la palabra misma y llegada la escritura como medio eficaz de trascendencia, recreó y adaptó ya no el lenguaje al mundo, sino el mundo a su lenguaje. De unos cuantos conceptos se llegó, en un tiempo relativamente largo, al mare magnum de la actualidad. La sofisticación de los conceptos, la enorme cantidad de palabras a las cuales se puede recurrir, hicieron – aparentemente – de la tarea de escribir una empresa inalcanzable por el individuo común, exclusiva de aquellos nacidos con tal don, capaces de inspirarse y transmitir sus pensamientos al resto de los mortales.

Daniel Cassany viene a cambiar tal concepción. Su libro, como él mismo lo indica, es un manual para aprender a redactar, con lo cual rechaza la idea de que hay unos cuantos privilegiados con la capacidad de escribir correctamente. Diversos consejos, técnicas y recomendaciones va Cassany presentando al lector a lo largo del texto, de una manera dinámica y coherente, siguiendo el mismo esquema que él propone para una adecuada escritura y, por ende, una comunicación más efectiva con los demás, con la sociedad misma.

Por obvias razones, la crítica a aquellos que tienden a usar un lenguaje técnico no solo en sus escritos, sino también en sus relaciones personales, es contundente, aunque no evidente. El lenguaje es un medio de comunicación, la herramienta a través de la cual describimos el mundo y transmitimos nuestro saber a los demás; sería absurdo usarlo de una forma tal que sólo unos cuantos pudieran comprender lo que nosotros tratamos de transmitir, usando un lenguaje complejo con un grado de sofisticación llevado al punto de lo incomprensible. Y, sin embargo, muchas veces así sucede y el lector promedio queda enfrascado en una esfera de saber estándar, puesto que es lo único que alcanza a comprender.

No digo con esto que el lenguaje técnico - específico deba dejarse de lado. Todo lo contrario. A lo que me refiero es que el vocabulario empleado en la redacción debe ser apropiado al lector a quién va destinado el escrito, la carta, la obra, puesto que de lo contrario el lenguaje no verá cumplida su función comunicativa.

Frases y palabras cortas, ideas concretas, sin tecnicismos, texto estructurado y variación tipográfica en el mismo: Estas son algunas de las características con que debe cumplir un texto para que pueda ser considerado legible, comprensible. Pero más allá de la forma se encuentra el fin de la escritura. Todos somos capaces de escribir bien, desarrollando las diversas habilidades que poseemos como personas. Y el resultado de tan arduo trabajo será un escrito fácil de entender, digerible para quien va dirigido, claro, coherente, concreto y bien diseñado, que funcione como un medio de transmisión de ideas, de saber, de conocimiento útil para los individuos que junto con nosotros integran la sociedad en que vivimos.

Cassany destruye prejuicios y paradigmas a los que se recurre muy frecuentemente a la hora de escribir. Su cocina, más que un manual, es una especie de guía para el éxito en el gratificante arte de la escritura. Como bien lo dice el autor, esta bella labor no se realiza a través de recetas. La práctica hace al maestro, no la aplicación fría de una serie de reglas que por sí solas no tienen utilidad alguna. El tiempo y la dedicación hacen del escritor un verdadero experto en el arte de transmitir las ideas y de hacer del lenguaje una herramienta al servicio de la humanidad, no de una élite celosa de su saber, que se vale de palabras rebuscadas y un nivel de abstracción bastante avanzado (quizá inconscientemente), reduciendo significativamente el alcance de sus escritos y el flujo de ideas a través de las diversas mentes que componen nuestra realidad.

Por último, cabe señalar que el texto, pese a ser fácil de comprender, en algunos momentos su lectura tiende a volverse tediosa. Uno de los consejos de Cassany es ponerse en el lugar del lector y, creo yo, él lo hace perfectamente. Ubica hasta qué punto es necesario “saturar” la mente de éste con cuestiones técnicas, para luego relajar un poco el discurso y hacerlo más dinámico, siendo consistente con sus propias ideas. Ese es, desde mi punto de vista, uno de los grandes méritos del autor, la consistencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre la teoría y la práctica.

Todos sin excepción, es este mundo tan complejo, hoy más que nunca debemos estar conscientes de la necesidad de ser capaces de expresarnos por medio de la palabra de manera correcta. Es imprescindible su uso en la vida diaria, para la gran variedad de situaciones que se presentan y a las que tenemos que hacer frente con decisión si queremos destacar y llegar a ser algo más que simples mortales, ir más allá de lo humano y trascender al mundo de la cultura, que es eternidad dentro de este, del que momentáneamente formamos parte.